Nuestro planeta tiene recursos limitados. Sabemos esto desde hace algunas décadas, pero sólo se han empezado a tomar cartas en el asunto desde hace apenas pocos años atrás. El patrón de consumo que tenemos no es sostenible, incrementamos en población de manera exponencial cada año y nos enfrentamos a problemas económicos y sociales directamente derivados de temas energéticos. Entonces, ¿cuál puede ser la solución a este problema? La respuesta es una: energías renovables.
Dejar en el pasado todos esos métodos que atentan en contra del bienestar de nuestro planeta es una tarea de todos. La influencia económica y gubernamental en este tema es bastante fuerte, pues sabemos que el cambio radical no sucederá si no representa un beneficio real para todos. En Estuluz sabemos que una transición tan profunda sólo podrá llevarse a cabo si todos ponemos de nuestra parte.
Afortunadamente, ahora tenemos muchas opciones a disposición: la energía solar, la energía eólica y la energía mareomotriz son algunas de las alternativas que están disponibles en este momento. Pero, ¿qué tan importante es que las usemos? ¿De verdad es necesario? La respuesta es sí, y es que explicar el por qué va más allá que simplemente indicar que le hace de bien a nuestro planeta.
Contenido del Artículo
Los recursos son finitos, el planeta sólo es uno
La revolución industrial fue el escenario perfecto para potenciar lo que la raza humana puede lograr. El avance tecnológico y económico experimentado desde el siglo XVIII en adelante nos ha llevado más lejos que en todos los siglos anteriores de nuestra historia. Obviamente, no contábamos con la tecnología necesaria ni con los estudios adecuados para entender el daño tan grande que le hacemos al planeta al explotar los recursos no renovables del mismo. El ser humano siempre ha creído que la naturaleza está totalmente a su disposición, pero cuando esta se agota y no hay otra forma de crear más, empiezan los problemas.
Al contar con instalaciones fotovoltaicas en nuestro hogar no sólo nos beneficiamos nosotros, también le damos un inmenso respiro al planeta donde vivimos y a los recursos explotados para generar energía eléctrica.La demanda de electricidad no hace más que aumentar, lo cual derivará inevitablemente en un colapso del sistema tradicional que usamos… al menos que se tomen cartas en el asunto.
Al principio, las energías renovables se veían como una alternativa, sólo una simple opción para las personas que quisieran poner de su parte para hacer del mundo un lugar mejor.
Pero ahora, el crecimiento de las energías sustentables se basa en la necesidad imperante de adoptarlas sí o sí. Ya no se trata de una opción sobre la mesa que podemos elegir o que podemos desechar, ahora es totalmente necesario hacer uso de ellas para poder mantenernos y crear un futuro mejor. Pero esta misma necesidad ha sido lo que ha impulsado la innegable rentabilidad económica de las energías verdes. Nuestra sociedad ha creado a lo largo de los años un comportamiento internalizado donde se expresa que las decisiones grandes deben tener beneficios económicos suficientes para que estas puedan ser adoptadas sin crear un problema colateral. Afortunadamente, los avances han sido fenomenales.
El egoísmo energético tiene fecha de vencimiento
No es un secreto para nadie que la emisión de gases de efecto invernadero generada por el uso de combustibles fósiles, como el carbón o el gas, afecta directamente al clima de nuestro planeta. Es más común ahora ver sequías más calurosas, lluvias más prolongadas, huracanes más potentes y deshielos en los polos. Los fenómenos meteorológicos traen consigo consecuencias económicas mucho mayores que invertir en soluciones reales al problema energético.
Además, la contaminación industrial provoca la presencia de oxígeno contaminado, lo que deriva directamente en problemas pulmonares que acortan en gran medida nuestra expectativa de vida. El consenso global que debe alcanzarse es sin duda la implementación paulatina pero obligatoria de métodos que puedan servir para hacer frente a este problema. No es fácil cambiar algo que ha estado internalizado desde prácticamente los inicios de nuestra historia industrial, pero no queda otra alternativa.
Las viejas excusas con respecto a este tipo de energía ya quedaron en el paso. Ahora es más fácil que nunca acceder a instalaciones fotovoltaicas aisladas o cualquier otro tipo de energía renovable, las cuales incluso generan un beneficio económico. Dejar atrás las energías no renovables es un asunto que depende de cada familia y que nace en el corazón de cada persona de forma individual.
No importa lo pequeño que sea el gesto, todo grano de arena sumará para solucionar este problema mundial. La clave para entender la rentabilidad y eficiencia de estos sistemas es pensar a mediano y largo plazo. Es la única forma de apreciar el problema desde un espectro mayor y poder así trazar el camino que nos llevará a crear una humanidad que esté en armonía con el planeta.
MAR
2021